Una lesión cerebral puede afectar significativamente a la capacidad de una persona para vivir. Dependiendo de la gravedad, una lesión cerebral puede afectar a funciones cognitivas como la memoria, la toma de decisiones y la concentración, que a menudo son necesarias para mantener un empleo. Las tareas rutinarias pueden verse afectadas por deficiencias físicas como mareos, pérdida de coordinación y dolor crónico. Más allá del trabajo, las lesiones cerebrales también pueden afectar a las relaciones y a la salud mental de la víctima.